La mayoría absoluta y la necesidad de sumar
El ejercicio del diálogo en nuestro sistema político siempre parece sospechoso, víctima de la necesidad de apoyos parlamentarios. El PP ahora no necesita a nadie para aprobar leyes, y Mariano Rajoy ha escogido como portavoz y presidente del Congreso a dos personas discretas, alejadas de tonos estridentes. Es una buena señal que deberá concretarse con el paso de la legislatura.
El reparto de la Mesa del Congreso, con la inclusión sólo de CiU junto a PP y PSOE, sí que retrata la mayoría absoluta de la Cámara, y partidos que otras veces han tenido un puesto, como IU (cuarto grupo en escaños pero tercero en votos) o PNV se han quedado fuera.
Víctima de la ley Electoral, como IU, es UPyD, que pide una interpretación laxa del reglamento para disponer de grupo parlamentario propio, al igual que Amaiur, que ayer recurrió a una treta para intentar formarlo.
En un Congreso con una mayoría absoluta tan amplia y, al mismo tiempo, tantos partidos distintos, el PP puede optar por afrontar los problemas y las discrepancias por dos vías: la del rodillo o la del diálogo. La coyuntura social y económica es tan excepcional y crítica que resulta imprescindible la altura de miras en Gobierno y oposición para sumar fuerzas.
No son momentos para utilizar cualquier detalle como munición para desgastar al rival. Son momentos en los que los políticos deben dar un ejemplo de responsabilidad.
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