La libertad de expresión y sus inicios
Los derechos de libertad de expresión brindan al ser humano la oportunidad de exponer sus sentimientos al opinar sobre ciertos temas y manifestar su punto de vista en público. El hombre por años ha buscado la forma de ser él mismo sin pedir nada a cambió, puesto que su mayor anhelo es comunicar fragmentos de su interior y que sea escuchado.

Personas expresándose libremente
La libertad de expresión consiente el pensamiento, la idea y el diálogo con el fin de indagar en la mente de los individuos y comprender su perspectiva; en la antigüedad, éste hecho era penalizado, los de escasos recursos y poca influencia no tenía el derecho a opinar, ni siquiera se les tomaba en cuenta. No obstante, con el avance de la sociedad, ése pensamiento se fue alterando.
La libertad de expresión y sus inicios
Las leyes que consienten la libertad de expresar los sentimientos y pensamientos, independientemente del tema, se establecieron a partir de 1948; cuando concluyó la Segunda Guerra Mundial y se inauguró la O.N.U., destacando la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Sin embargo, éste tema surgió en los años de la Ilustración, siendo apoyado por grandes mentes y filósofos como Montesquieu, Rousseau o Voltaire.
Sus argumentos sugerían que en un mundo, en el cual los hombres sean capaces de manifestar sus emociones libremente, tendrán como consecuencia un significativo avance en diversos ámbitos de la sociedad, tales como las artes, ciencias y políticas.
Límites de la libertad
El fin de estas leyes es buscar que el individuo, como ser humano, tenga el mismo derecho a expresarse al igual que sus superiores; no obstante, se limitará cuando un hecho entre en conflicto con ciertos derechos y valores sustanciales para el orden público.
En otras palabras, la persona que produzca o participe en actos delictivos como el hurto, robo, violencia, daño a propiedad privada, contaminación, etc., tendrán que ser sancionado legalmente y, probablemente, también condenado al rechazo social.
Por tanto, aunque los derechos apoyan la expresión de las ideas y emociones, no consiente el daño psicológico o físico que pueda ocasionar a sus semejantes.
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