La cocaína de los sibaritas
Hace una década, los consumidores españoles de marihuana y hachís comenzaron a buscar fórmulas para abastecerse de su droga sin tener que recurrir al costo procedente de Marruecos. Algunos se dedicaron en cuerpo y alma a perfeccionar las técnicas de cultivo, a mejorar y diversificar las variedades de la planta y a crear clubes de consumidores y plantaciones colectivas.
El autoabastecimiento –al que ayuda en gran medida internet– ha dado un salto cualitativo en los últimos meses. interviú ha sido testigo de las primeras producciones de cocaína casera en nuestro país, en un proceso que poco tiene que ver con los laboratorios de clorhidrato de cocaína de los países productores de Suramérica. Allí, los llamados químicos se juegan la vida en centros de producción situados en plena selva, y las armas más sofisticadas son sus custodios. Aquí, los fabricantes homemade son personas normales que consiguen la droga de una forma “barata y más segura”, según reconocen.
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