La caña de pescar de las africanas
Una empresa valenciana impulsa su independencia con un proyecto
Participantes del proyecto
Alfonso Sanz conducía un todoterreno por uno de esos interminables y cotidianos caminos rurales en África cuando se topó con una mujer “cargada hasta los topes de leña” y un hombre montado en burro, sin carga alguna. “Estaba claro quién necesitaba ayuda”.
Alfonso Sanz es presidente del Grupo Sanz, que se dedica fundamentalmente a la fabricación de maquinaria agrícola y suministra material a algunos países africanos. Entre ellos, Burkina Faso, donde, a través de la Fundación Sanz y la fundación Rose Caja Mediterráneo, desarrolla el proyecto de cooperación Mujeres Agricultoras Africanas, que ha sido presentado en Valencia
A través de la iniciativa, 240 mujeres de más de 40 etnias diferentes se encargan de cultivar 15 hectáreas de terreno, del que salen productos como mijo, zanahorias, lechugas, patatas, arroz o algodón. Todas ellas han aprendido a plantar, a tratar la tierra y a cuidar de sus cultivos a partir de la supervisión y formación de un agrónomo que trabaja sobre el terreno con ellas. También se encargan de comercializar esos productos en los mercados locales y regionales. “Primero empezamos con donaciones, pero luego nos dimos cuenta de que lo efectivo era la formación. Es aquello de darles la caña en vez del pez”, comenta Sanz.
Beneficio inimaginable
El proyecto se realiza en un área donde no hay agua, por lo que los trabajos se desarrollan en cuatro meses, en la estación de lluvias, un tiempo suficiente para alargar la cosecha todo un año. “La gente está tan acostumbrada a no tener nada, que recibir un mínimo supone un beneficio inimaginable”, explicó ayer en Valencia la senadora de Burkina Faso Naba Diané, quien añadió que estos proyectos “no acaban con la pobreza, pero sí mejoran la calidad de vida de las mujeres y sus familias”.
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