La activación del ‘modo vuelo’ en tierra causó la tragedia
El informe preliminar de la Comisión de Investigación señala que un error de los técnicos hizo que el ‘chivato’ de los alerones estuviera apagado
Europa Press Madrid
El accidente del avión de Spanair en el aeropuerto madrileño de Barajas se produjo por una sucesión de fallos que terminaron cobrándose la vida de 154 personas. La Comisión de Investigación señaló ayer, en un informe preliminar, que a una concatenación de errores técnicos producidos desde las 13,00 horas se sumó un posible fallo del piloto, que no habría detectado que la aeronave se encontraba en modo vuelo cuando aún estaba en pista, lo que impidió la activación de determinadas alertas.
El análisis sitúa el inicio de los fatales equívocos en el momento en el que se frustró el primer intento de despegue por un aviso de alta temperatura, según un documento adelantado por una cadena de televisión. Los técnicos revisaron el fallo y desactivaron el piloto de alerta, pero no detectaron que la aeronave se encontraba en modo vuelo, lo que anula un chivato sobre el funcionamiento de los slats y los flaps, básicos para el despegue.
El aparato recibió la autorización de la torre de control a las 14,23 horas. Entonces, el piloto inició el recorrido por la pista sin decubrir que éste no tenía ajustado el sistema apropiado, por lo que no fue detectado el estado de ciertos mecanismos. De esta forma, el avión comenzó el despegue sin los slats -esenciales para coger altura- activados, lo que obligó al comandante a apurar al máximo la pista y a poner el avión en una velocidad alta. Ya en el aire, al parecer, saltó la alarma de falta de potencia, de 50 kilómetros por hora, e instantes después, se produjo el impacto.
Entretanto, sigue la investigación judicial, aún en sus inicios. De ella trascendió a los medios de comunicación -las filtraciones han sido muchas y con destinos variados en las dos últimas semanas, sobre todo ayer, lo que ha provocado el enfado de los responsables de Spanair- la declaración del comandante que pilotaba el vuelo de Iberia procedente de Ecuador que aterrizó en el aeropuerto madrileño justo a la hora en que el MD-82trataba de despegar en vano con dirección a Canarias. Según el hombre, de 57 años, durante el despegue se registró un importante cambio en la velocidad y la dirección del viento.
En su declaración ante la Guardia Civil, subrayó dos asuntos que, hasta ahora, no habían aparecido en el baile de hipótesis. El primero, el viento. Cuando se encontraba a 800 pies del suelo, la torre de control les dio un viento de dirección 220º y una velocidad de 10 nudos; cuando estaban a solo 200 pies éste pasó a 170º y 10 nudos y cuando su aeronave tomó tierra, los instrumentos marcaban 50º y 5 nudos. Es decir, la corriente de aire tuvo un brusco cambio de dirección y de velocidad en un tiempo aproximado de un minuto. Además, este piloto aseguró que vio un pájaro de grandes dimensiones a la izquierda de la trayectoria del avión de Spanair y otro por la derecha del avión en el momento del siniestro.
Asimismo, contó que en el momento posterior al despegue, el avión tuvo primero una caída del ala izquierda y, acto seguido, una caída brusca del plano derecho, totalmente anormal. A partir de ahí, comenzó a virar a la derecha mientras iba perdiendo altura. Pocos instantes después, observó un fogonazo por la zona del motor izquierdo y de la cola del avión.
Las conversaciones telefónicas mantenidas en la torre de control justo después del accidente reflejan la tensión y el nerviosismo. El plan de emergencias se activó cuatro minutos después del impacto, a las 14,29 horas.
Unos segundos después del accidente se produce la primera llamada que avisa a la torre de operaciones. El interlocutor informa de que ha habido un accidente en la cabecera de la 33 izquierda. Sorprendida, la mujer que recibió la llamada pregunta si el siniestro era de un avión. “Creo que sí”, es lo único que aciertan a decirle. Entonces pide que enchufen una de las cámaras de seguridad. 6
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