Israel-Palestina vuelven los disparos
Se rompe la frágil tregua entre Hamás e Israel que se había logrado después de la devastadora operación Plomo Fundido que los israelíes lanzaron sobre Gaza entre diciembre de 2008 y enero de 2009.
Otra vez vuelven los disparos entre la guerrilla de Hamás e israelíes en un escenario tan doblemente sensible como es el territorio egipcio del Sinaí. Los disparos con secuela de muertos siempre son una tragedia, pero en este caso tienen otras derivaciones muy negativas, ya que cinco de los muertos en la refriega por las balas israelíes eran policías egipcios. Hay unas secuelas muy evidentes, la primera: se rompe la frágil tregua entre Hamás e Israel que se había logrado después de la devastadora operación Plomo Fundido que los israelíes lanzaron sobre Gaza en diciembre de 2008 y enero de 2009 como respuesta a unos ataques con misiles y morteros lanzados por milicianos de Hamás sobre las ciudades y los campos de Ashadod y Askelón causando 14 muertos entre los israelíes. La contundente respuesta sumó 1.400 cadáveres entre los palestinos de la Franja. Una desproporción aterradora, de las mayores, sino la mayor en la historia del interminable conflicto en una operación de castigo. Tanto en las guerras abiertas como en los episodios trágicos, los judíos sienten el imperativo vital de evidenciar su enorme superioridad. Es su filosofía existencial, me la explicó con gran apasionamiento BenjamínNetanyahu hace doce años, en 1999, cuando faltaban solo unos meses para finalizar su primer gobierno, durante una entrevista que le hice en su despacho de primer ministro. Su largo discurso puede resumirse así: los árabes pueden perder muchas guerras y muchas batallas, porque para ellos nunca será una derrota final; en cambio, nosotros si perdemos una guerra quedaremos automáticamente fuera del mapa y si pueden nos echarán al mar, como repiten con frecuencia. Tampoco podemos perder ninguna de nuestras esporádicas confrontaciones, ya que si no respondemos de manera contundente verán en la escasa respuesta nuestra debilidad y seguirán atacando. Lo que acabo de escribir de Netanyahu es el pensamiento básico de la estructura del poder israelí, incluso aquellos que como EhudBarak o ShlomoBenAmi apostaron muy fuerte por lo que se llamó, hace 10 años, la paz de los valientes. Esta filosofía del macizo sustantivo del poder israelí hay que tenerla siempre en cuenta, con los matices que se quiera e incluso con interpretaciones diversas, pero siempre está ahí como una sombra irrenunciable.
Diplomacia exterior.
La ruptura de la tregua es una mala noticia, porque llega en un momento en el que la Autoridad Palestina prepara los papeles para presentar ante el Consejo de Seguridad de la ONU y la Asamblea General, que se celebrará en septiembre, solicitando su reconocimiento como Estado, como Estado palestino. La diplomacia palestina se está moviendo con gran insistencia ante las cancillerías de la mayoría de los países para ganar esa votación, un objetivo difícil sin un acuerdo con Israel, al que sin duda apoyará Estados Unidos. Aunque Obama y la señora Clinton sean partidarios de un Estado palestino, lo consideran inviable si no se llega a un pacto de paz previo con los israelíes. No cabe duda que las declaraciones de Hamás proclamando el final de la tregua perjudican al objetivo de lograr un Estado palestino.
Los 27 países de la Unión Europea no tienen una posición común y en algunos casos están francamente encontradas. Para negociar esa posición común se reunirán en Sopot (Polonia) el próximo día 2 de septiembre. España es una de las más firmes partidarias de votar a favor del reconocimiento de un Estado palestino, lo viene manifestando estos días la ministra de Asuntos Exteriores, TrinidadJiménez, en declaraciones a diversos medios. Jiménez es muy clara y elemental en el análisis al decir: “Hemos trabajado con la idea de que haya mayoría en la UE que pueda representar un avance en el reconocimiento de un Estado palestino. Creo que en estos momentos hay un grado de madurez suficiente para dar algún paso en esa dirección. Hay que dar a los palestinos la esperanza de que su Estado puede ser una realidad, porque si no se puede generar una gran frustración”. Como se ve, la ministra opera sobre lirismos y en política hay que contar con las realidades. Podemos adelantar que en Solot no habrá unanimidad y dudo que haya mayoría en torno al planteamiento de España, ya que Alemania se opone frontalmente a las pretensiones palestinas si antes no las negocian con Israel. En el Consejo de Seguridad tampoco se logrará tal reconocimiento, ya que Estados Unidos usará el derecho de veto, independientemente de lo que hagan otros países. Entre las reflexiones de los partidarios del no reconocimiento del Estado palestino sin el acuerdo de Israel está la de su inutilidad y la falta de eficacia, ya que sería un brindis al sol.
Antes de llegar a la realidad de los dos Estados, el de Palestina y el de Israel, y a que convivan en una coexistencia pacífica, tienen que ponerse de acuerdo en asuntos verdaderamente vertebrales, y para que lleguen a esos pactos tiene que presionar a fondo la comunidad internacional, especialmente desde las Naciones Unidas, los Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia, sin olvidar a la Liga Árabe a pesar de sus tensiones actuales por las circunstancias tan especiales que se dan varios de esos países en plena ebullición revolucionaria o bélica. Los asuntos clave a negociar son: el mapa y la situación de Jerusalén, el tema de los refugiados y las fronteras. Los tres son peliagudos.
Coexistencia.
Jerusalén, aparte de ser una ciudad dividida, tiene más contenidos teológicos que urbanísticos y geográficos. En cada piedra de esa ciudad hay señales de las tres grandes religiones monoteístas. El conflicto profundo está entre la judaica y la musulmana, en esta ocasión el cristianismo está fuera del avispero del conflicto. Es cierto que en Jerusalén están los escenarios de la Pasión de Cristo, pero en ella apenas hay cristianos y los pocos que hay son mayoría extranjeros dedicados al cuidado del culto en los Santos Lugares. Los musulmanes, y sobre todo los judíos, tienen población e intereses históricos. Los judíos la reclaman como capital eterna, única e indivisible de Israel, y los musulmanes palestinos como capital irrenunciable de Palestina. Partiendo de estas premisas el acuerdo no es fácil, pero resulta imprescindible. El otro gran tema es la fijación de unas fronteras ciertas y seguras, un punto esencial para la coexistencia de los dos estados y de los dos pueblos. La tesis más común, patrocinada por Obama y la mayoría de la comunidad internacional, es la de que Israel regrese a las fronteras del 67, antes de la guerra de los Seis Días, en la que los israelíes ocuparon Jerusalén, Cisjordania y las alturas del Golán que pertenecían a Siria. No existirá un verdadero pacto de paz, por mucho que se proclame el Estado palestino, sino se deciden esas fronteras. Israel es reticente a un acuerdo sobre tales bases y Hamás acaba de recordar su negativa a la misma existencia de Israel. El otro gran tema es el de los refugiados, ya que la Autoridad Palestina reclama como condición esencial el regreso a los territorios israelíes de los palestinos que huyeron en la gran diáspora, cuando se proclamó el Estado de Israel y la subsiguiente guerra, que supuso la primera derrota de los árabes. La reclamación de ese derecho de retorno por parte de Arafat en la última negociación en Taba con Ehud Barak impidió la firma de un verdadero tratado de paz.
La muerte de cinco policías de fronteras egipcios por disparos israelíes durante la refriega con milicianos de Hamás ha desatado graves tensiones diplomáticas entre El Cairo y Jerusalén, que Netanyahu trata de apaciguar por todos los medios. En la situación actual de Egipto, resucitar en la calle movimientos de masas contra Israel sería fatal para los dos países. El interminable conflicto entre Israel y Palestina es el más venenoso de los conflictos que ensombrecen el panorama internacional por su naturaleza política y teológica.
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