Sabrina O. de A. se clavaba en la mirada. Aunque pocos sabían su nombre ayer en la avenida de Fuente Cisneros, a las afueras de Alcorcón, donde vivía, todos acertaban en la descripción. “Una chica preciosa, muy alta, deportista”, coincidían sus vecinos. “Tiene cuatro perros, coincidimos mucho”, comentaban sus vecinos. La mujer de la limpieza la encontró ayer cosida a puñaladas en la entrada de su ático, informó la Jefatura Superior de Policía. Tenía varias heridas en el cuello. Se habían ensañado con ella.

Muchas sombras cubren la muerte de la joven, brasileña de 29 años. Empadronada en Alcorcón desde 2008, Sabrina no había denunciado nunca malos tratos. Ese mismo año se inscribió en el registro de autónomos como servicio de limpieza. Sin embargo, el tren de vida de Sabrina no era el de una limpiadora. Ropa cara, un ático con amplia terraza, vivía sola.

Según sus vecinos, su pareja se encuentra en prisión por un delito de tráfico de drogas, aunque ya habría empezado a disfrutar de permisos, el último de cuatro días, que compartieron en el piso. Sabrina tenía varios coches.

Un Audi A-3 que se llevaba la Policía Nacional como prueba. Su BMW X-5 salía después sobre unos patinetes con el reposabrazos y la palanca de cambios llenas de sangre, como si el asesino la hubiese llevado hasta allí desde el piso de Sabrina y luego hubiese decidido dejar el vehículo. Los vecinos aseguraron que desde el sábado había gotas de sangre en los descansillos del 70, donde vivía Sabrina, y en el ascensor.

La joven solía acudir a un conocido gimnasio del centro comercial de Tres Aguas. Siempre entrenaba sola y a fondo, machacándose en las pesas, comentaban ayer en el centro. Aseguraban que la mujer aparecía en páginas de contactos de internet, aunque la Jefatura no confirmó este extremo.