Faltan Reyes Magos
15 de Diciembre de 2010 | Ángela Becerra
La magia es la irrupción de lo increíble en esa interminable secuencia de mediocridad que es la vida oficial con telediario adosado.
Afortunadamente, Melchor, Gaspar y Baltasar siguen excitando la tierna ilusión de infinidad de cerebros sin arrugas. Poco hay más sublime que abrir, en los cerebros tiernos, surcos de ilusión que jamás se borrarán.
Sin embargo�¿quedan resquicios de magia para los mayores?
Cambiar el oro de Melchor por un retorno del gran Houdini, tal vez supondría que aquel inmenso mago escapista, en un tris podría liberar a Zapatero de todo su cargamento de cadenas endosadas y propias y lo enviaría a un retiro rebosante de talante.
Cambiar el incienso de Gaspar por la magia de Fu- Manchú, acaso podría disolver a Rajoy y toda su impulsiva crítica compulsiva por un nuevo protagonista que, siendo popular, fuese menos impopular.
Por último, cambiar la mirra de Baltasar por el genio del mago Copperfield, tal vez nos devolvería la capacidad de levitar nuestro constreñido ánimo, esa energía necesaria como el agua para cruzar el desierto de la crisis, la apatía y el desánimo.
A ese 2011 habrá que echarle magia. Decididamente, dicen que ni Melchor- Zapatero la tiene en el oro de sus alucinaciones, ni Gaspar-Rajoy en el incienso de sus asfixias.
Si Baltasar existe, debería echarnos una buena sobredosis de mirra de ilusión. Anda, Rey, trabaja y no seas rácano.
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