Espańa inscribe su nombre en la historia del Mundial
Espańa inscribió ayer su nombre con letras de oro en la historia del balonmano mundial después de barrer a su antojo a la omnipotente Croacia que defendía el título de Portugal 2003, y que, además, es campeona olímpica.
Espańa se encontraba ante la oportunidad de su vida, en su primera final de un Mundial, una ocasión de oro. Todo salió extraordinariamente bien. Ninguna objeción. En ataque todas las líneas se mantuvieron en guardia y jugaron a la altura del histórico momento. En defensa todas la opciones funcionaron. Primero, una cerrada 6-0 con la que minaron a los croatas y luego una mixta que también maniató al rival.
Todo salía de lujo. La única igualdad existió durante los 10 primeros minutos y fue en el marcador, pero mientras que los ataques que llegaban a la portería de Sola tenían varias firmas (Romero, Rodríguez, Uríos, Garralda, García, Entrerríos), es decir, desde todos los ángulos, los croatas procedían únicamente de Balic, Vori y Dzomba. En el bando balcánico casi nada salía bien.
PRIMERAS VENTAJAS Espańa arribó a los 15 minutos con ventaja de tres goles (10-7) con un parcial de 4-1. En esa fase el marcador llevó la desesperación al banquillo croata, cuyo seleccionador solicitó tiempo muerto. De poco le valió. Los siguientes cinco minutos transcurrieron por los mismos derroteros.
En la segunda parte en la primera acción de gol de Espańa, que materializó García, el portero Vlado Sola se hizo dańo en la mano derecha. Croacia estaba fuera del partido y Hombrados, que repelía todo lo que le llegaba, le iba dando empujones hasta casi sacarla del pabellón.
A los cinco minutos de la reanudación en el tanteador se había abierto una zanja de 10 goles. La distancia era sustanciosa como para precipitarse, se trataba de ganar el oro mundial, pero con inteligencia y sin incurrir en los mismos errores.
Sola, el portero croata, no era ni su sombra. Como los pavos, engullía lo que Espańa le arrimaba. En el minuto 12 de esta mitad, Espańa campeaba con 12 a su favor. Fue únicamente cuando bajó un poco el ritmo trepidante con el que vapuleó a Croacia.
El jactancioso carácter croata no daba crédito a lo que ocurría. En el minuto 24, Alberto Entrerríos igualó el número de goles, 37, (37-28) que hasta ayer Espańa le había conseguido meter a Croacia. Fue en el Mundial de Lisboa, pero en las semifinales.
A falta de un minuto para el final, Pastor dio entrada a Demetrio Lozano para que participara de la fiesta. No le dio tiempo a disfrutar. Después, en el cajón del podio, Espańa, todos juntos, volvió a ser un equipo. “Dentro y fuera del terreno de juego”, como le gusta al seleccionador, Juan Carlos Pastor.
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