El pueblo de los buitres
Habría que hacer un pacto con el diablo”, dice Cecilio. Estamos en la loma que llaman La Revilla, donde se alza una cruz de granito que imparte desde hace siglos su bendición a los buitres y a la escarcha. Desde allí se divisa una panorámica del caserío y de los alrededores, pura piedra caliza descarnada que repite la misma sugestión de irrealidad que cantó Machado: “Campos de Soria / donde parece que las rocas sueñan”. No es extraño que estos parajes sirvieran de escenario para rodar la versión cinematográfica de El libro de buen amor. “Y otra película de la que no me acuerdo”, se sincera Cecilio.
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