El PSOE reabre sus heridas con las primarias municipales
El partido elegirá a finales de octubre o principios de noviembre a los candidatos a alcaldes. Se prevé que el enfrentamiento entre familias sea duro en muchas de las grandes ciudades españolas.
Son mucho más duras que las nacionales. Cuando se pelea por Ferraz, los candidatos a veces apenas han coincidido, son extraños y se toma como una competición. En las primarias municipales quien trata de apuñalarte es tu compañero de agrupación o de concejalía. Es algo personal”. La frase, de un conocido dirigente socialista, ilustra a la perfección la tensión que durante los próximos dos meses vivirán la mayoría de las federaciones socialistas. Esta misma semana Pedro Sánchez anunciaba que las primarias municipales y autonómicas se celebrarían en octubre, pero la decisión final se tomará este lunes en el Comité Federal del partido. En Ferraz aún barajaban la posibilidad de ofrecer dos fechas, a finales de octubre y principios de noviembre, para que cada ciudad y comunidad elija la que crea más conveniente.
La fecha elegida, aunque más tardía de lo que se esperaba, sigue dejando margen de maniobra para que los candidatos elegidos se consoliden. Los socialistas necesitan lanzar con tiempo a quienes vayan a pelear en mayo por el voto ciudadano. Con una de las cuotas de poder territorial más bajas de su historia, los socialistas necesitan poder vender una recuperación, aunque sea moderada. No es una cuestión meramente local. Del resultado de las municipales y autonómicas dependerá en gran medida el futuro de la Ejecutiva que acaba de ser elegida y el que en julio de 2015 alguien se atreva a disputarle a su secretario general, Pedro Sánchez, la candidatura a la presidencia de Gobierno. Esa necesidad de plasmar el efecto Sánchez en las urnas lo antes posible lleva a pensar a muchos cargos socialistas que Ferraz se va a implicar de lleno en la elección de candidatos, algo que se notará especialmente en el ámbito local.
Relativa paz en las comunidades.
La pelea que previsiblemente se producirá en muchos de los grandes ayuntamientos no tendrá su reflejo en las comunidades autónomas. A principios de año varias comunidades eligieron ya a sus líderes. Fue el caso de Valencia, Baleares, Aragón y Murcia. En todas ellas ganó el candidato oficial sin demasiados problemas. En Aragón ni siquiera hubo otros candidatos. Poco antes, en septiembre de 2013, el PSOE gallego ya había elegido a José Ramón Gómez Besteiro como secretario general.
Sí habrá batalla, pero previa, en Castilla y León. Las peleas internas en la Ejecutiva regional obligaron antes del verano a nombrar una gestora que llevará al partido hasta un congreso extraordinario a mitad de octubre. En él se enfrentará Julio Villarrubia con el sector de Oscar López, posiblemente representado por Ana Redondo, su viceportavoz en el Parlamento autonómico. Una tercera opción, que se hacen llamar los suizos, gana sin embargo fuerza en Ferraz como alternativa al choque de facciones. Su cara visible es Luis Tudanca, secretario general del PSOE en Burgos.
También están pendientes de la celebración de congresos extraordinarios en el País Vasco y Navarra. En el primero no se esperan sorpresas. Idoia Mendia sustituirá a Patxi López al frente de los socialistas vascos. En la segunda no se descarta que varios candidatos compitan por una federación que ya demostró estar profundamente dividida con la frustrada moción de censura contra Yolanda Barcina.
El resto, sobre el papel, debería enfrentarse a primarias, pero nadie cree que haya candidatos que disputen la candidatura a sus barones. Solo en La Rioja parece difícil que César Luena, número dos de Pedro Sánchez, sea el candidato a la presidencia riojana. Aunque se prevé un relevo tranquilo y dirigido, no es descartable que alguien trate de pelear por la candidatura.
Un caso especial es el de Tomás Gómez en Madrid. La dirección del PSOE se enfrenta a un dilema difícil de resolver. La recuperación de la comunidad, uno de los grandes feudos del PP, sería para la Ejecutiva de Sánchez una victoria fácil de vender. Los socialistas no consiguen gobernar desde 1995, cuando Leguina perdió ante el actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. Desde entonces, excepto en el pequeño lapsus del Tamayazo, el PP ha reeditado mayoría absoluta tras mayoría absoluta. Ahora, por primera vez en mucho tiempo, las circunstancias son propicias para el PSOE. Ignacio González, que heredó el cargo de Esperanza Aguirre, no termina de consolidarse en las encuestas y ni siquiera tiene aún el beneplácito del PP para presentarse como candidato.
El problema del PSOE está en las propias filas. Pocos en Ferraz creen que Tomás Gómez sea capaz de ganar unas elecciones, ni siquiera en el momento de mayor debilidad del PP. Durante años la dirección nacional del partido ha tratado de desplazarle sin éxito. Todos los candidatos alternativos se han estrellado contra el aparato madrileño.
Hasta hace unos meses, los críticos seguían buscando nuevos nombres que contasen con el aval de Ferraz, pero la elección de Pedro Sánchez lo cambia todo. Gómez fue desde el principio uno de los grandes apoyos del diputado madrileño. Junto a Andalucía y Valencia formó un frente capaz de llevar a Sánchez hasta la secretaría general. Este se lo agradeció incluyendo su nombre en la Ejecutiva. Algunos dirigentes creen que esa proyección nacional es una vía de escape por si en los comicios de mayo Gómez vuelve a perder frente al PP. Pocos creen, sin embargo, que, tal y como le han insinuado algunos cargos del partido, vaya a dejar paso antes de las elecciones.
Madrid capital, ojo del huracán.
Donde sí lleva meses fraguándose la batalla es en el municipio de Madrid. Las circunstancias son muy parecidas a las de la comunidad. El PP gobierna en la capital desde 1991, cuando Álvarez del Manzano llegó al cargo. Ahora, la gestión de la alcaldesa Ana Botella durante los últimos tres años y medio, cuestionada incluso por su propio partido, ha puesto en peligro la mayoría absoluta del PP. El PSOE no está dispuesto a dejar pasar la oportunidad, incluso si para lograr la mayoría tiene que hacer malabarismos en las negociaciones poselectorales. Dos históricos se disputan la candidatura socialista. Jaime Lissavetzky, hasta ahora portavoz socialista en el pleno, ha perdido uno de sus grandes respaldos. Amigo íntimo de Rubalcaba, el cambio de dirección en Ferraz le ha dejado huérfano de apoyos. Cuenta además con el handicap de haber firmado el peor resultado histórico del PSOE en la capital. Aunque sus posibilidades son escasas, Lissavetzky parece dispuesto a dar la batalla. Del otro lado está Antonio Miguel Carmona, con el respaldo incondicional del aparato regional y una mayor presencia mediática. En Ferraz se llegaron a plantear proponer un candidato de consenso para recuperar la alcaldía, con mucho tirón y que hubiera tenido responsabilidades de gobierno al máximo nivel. Se barajó incluso el nombre de Ángel Gabilondo, exministro de Educación. Fuentes del PSOE, sin embargo, dan por hecho que la operación no se llevará a cabo y que será Carmona tras las primarias quien encabece la candidatura.
No es la única ciudad en la que los militantes tendrán que acudir a las urnas. Al menos una docena de grandes municipios y capitales de provincia elegirán en primarias a sus candidatos socialistas. En Valencia, el PSOE confía en estas medidas para dar un plus de legitimidad a sus candidatos frente a los del PP, acosados por la corrupción. Es el caso de Valencia, donde el feudo de Rita Barberá se tambalea en las encuestas, o el de Alicante, cuya alcaldesa está siendo señalada por su propio partido.
En Asturias varios militantes han confirmado que disputarán las candidaturas socialistas en dos de las grandes ciudades: Oviedo y Gijón. En Avilés se busca un candidato de consenso pero no se descarta nada. Las capitales gallegas también podrían pasar por las primarias. Durante el verano se han sucedido las acusaciones de deslealtad e irregularidades entre las distintas familias del PSOE gallego y es posible que haya que elegir en las urnas a sus candidatos.
El proceso es largo. Hasta que se acerque la fecha será difícil saber dónde habrá más de un candidato o si conseguirán los avales, pero lo que parece ya evidente es que las espadas están en alto en la mayoría de las grandes ciudades.
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