El nuevo billete de cien dólares es mágico
Los norteamericanos y los viajeros que lleguen a partir del próximo año a Estados Unidos podrán tener en su bolsillo un nuevo billete de 100 dólares imposible de falsificar, según el Servicio Secreto
El billete en cuestión combina los últimos avances tecnológicos en diseño e impresión electrónica con detalles de seguridad que le hacen mágico.
Su presentación ayer en el departamento del Tesoro contó con los pesos pesados del gobierno como Tim Geithner, el ministro de Economía, y de Ben Bernanke, el jefe de la Reserva Federal, que hablaron de la importancia de presentar un nuevo diseño, el segundo desde el año 1928, para el billete de 100 dólares.
“Tenemos que ir por delante de los que quieren falsificarlo y creo que lo hemos logrado”, senaló un confiado Geithner.
En un discreto lugar, casi oculto, estaba el director del Servicio Secreto que se encarga de perseguir a los falsificadores y que está muy contento de las nuevas medidas de seguridad y la tecnología de “microimpresión” que hacen, cuando se observa de cerca, que el billete parece que se mueve, que la cara de Benjamín Franklin casi te sonríe y las cifras del uno y los dos ceros se escurren.
Si se le agita de arriba abajo, los números bailan y si se le sacude de izquierda a derecha parece, incluso, que los ceros se van a caer del billete como sucede cuando se ve el nuevo billete en la dirección en la Red www.newmoney.gov que ha preparado el Tesoro.
Seguramente todo es una percepción óptica y que por mucho que se le zarandee no hay nada que se mueva. Pero sus diseñadores de la Casa Nacional de Monedas y los agentes del Servicio Secreto, la oficina policial federal que se encarga de perseguir a los falsificadores, quieren enviar un mensaje a los cacos de que es imposible copiarlo.
Billetes falsos
El Benjamín no se ve habitualmente en las calles norteamericanas y en muchos lugares no se acepta porque hay sospechas que hay gran cantidad de que los que circulan son falsos.
No hay nada más que ver la cara de cualquier empleado de un restaurante o de una tienda para constatar las dudas que levanta el billete. Cuando alguien lo entrega para pagar una compra lo aceptan con desagrado y lo tocan, doblan, estiran, miran al trasluz y lo giran varias veces a la espera de que alguno de los detalles se caiga y el verde de su color se difumine.
Porque desde hace décadas circula por el mundo y ya ha llegado también a Estados Unidos un “superdólar” falso de 100 que parece supera al original y que está rodeado de misterio sobre su origen. Corea del Norte, Irán, Rusia, China, la Mafia y hasta la CIA han sido acusados en algún momento de ser el origen de este billete infectado que es tan perfecto que puede encontrarse, incluso, en las cajas de seguridad de la Reserva Federal.
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