El humo del tabaco se disipa
La consejería de Sanidad critica que la norma “no está bien pensada” pero hay “muy pocas” denuncias
“Cerramos en un mes”
Sylvain Cherkaoui Madrid
Diez días tras su entrada en vigor, el Gobierno de la Comunidad de Madrid se despega de la nueva la ley Antitabaco. El consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty dejó ayer clara la postura: “No está bien pensada”.Fernández-Lasquetty, de cuya consejería depende la Agencia Regional Antidroga que se ocupa de la inspección asociada a la ley, transmitió la idea de que la norma se hizo “con falta de rigor” por ser publicada en el BoletínOficial del Estado “el 31 de diciembre para que entrara en vigor el 2 de enero”. Sin embargo, el vicepresidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, Rodrigo Córdoba, contrapone que la virtud de la ley es que “no es interpretable, es muy clara”. Y la compara con la versiónde 2005 cuya interpretación y desarrollo reglamentario hizo que en la región se abrieran diversos espacios públicos al consumo de tabaco.
Sin precisar
De todas formas, los datos de la propia consejería muestran, al menos en esta primera fase de puesta en vigor, una asunción natural y directa de la prohibición de fumar. De hecho, Fernández-Lasquetty tras criticar la ley, informóde que el número de denuncias por no acatar la nueva norma es “relativamente pequeño” aunque no pudo precisar la cifra exacta. El consejero de Presidencia, Francisco Granados, también tachó de impresentable lo que él entendía que era un deseo del Gobierno central de “crear un país de soplones” por permitirse la denuncia ciudadana de incumplimientos en locales públicos.Sanidad tampoco tiene conocimiento de que en la Comunidad se hayan dado casos de bares o cafeterías insumisas en los que los dueños permitieran fumar como sí se han registrado en la Comunidad Valenciana, Córdoba o Málaga.
Aplicación tranquila
Así, todos los indicadores apuntan a una aceptación generalizada de la nueva situación. Un paseo por zonas de bares atestigua la acumulación de fumadores a las puertas de los comercios. La demanda de estufas para calentar a los clientes en terrazas y veladores -donde sí se puede encerrer cigarros- ha consumido las existencias del producto. De igual manera, los cigarrillos se consumen en las aceras colindantes a puertas de hospitales y colegios a pesar de haberse lanzado la idea de que eran zonas prohibidas ya que, como recordaba Córdoba, “la acera es vía pública, se puede fumar si está fuera del perímetro de los centros”. Ante posibles infracciones, la Agencia Antidroga madrileña dispone, según confirmó la consejería, de 17 plazas de inspectores dedicados a la revisión de locales. En Cataluña son unos 800, en Andalucía superan los 900, en Aragón 200 y en las Islas Baleares 80.
“Cerramos en un mes”
Sin cachimbas no hay teterías. Sentarse a fumar los famosos tabacos aromáticos de una pipa de agua acompañado de un té ya no es posible. Las teterías han perdido su producto estrella. “Si no se puede fumar, aquí no entra nadie” se lamenta Khoder, el encargado libanés de la tetería Babilonia, junto a la plaza de Lavapiés. Desde la entrada en vigor de la ley el negocio ha perdido el 70% de su clientela. Un miércoles a las 18.30 el panorama es desolador. Sólo dos clientes ocupan las 19 mesas del local. “Antes lo teníamos siempre lleno, ahora, en estas condiciones, no duramos ni un mes abierto”. Lo único que le queda es vender el tabaco que le sobra. A. nieto
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