El grafiti cuela el feminismo en el día a día
Varias iniciativas de arte urbano se comprometen con la igualdad:
Los muros no siempre suponen una barrera de separación, ni crean división, sino que se convierten en un perfecto lienzo en blanco sobre el que lanzar proclamas y mensajes reivindicativos. En el madrileño barrio de Lavapiés, cuna de un crisol de culturas, religiones y formas de entender la vida, han proliferado algunos murales que reclaman una igualdad real entre hombres y mujeres y llaman a una convivencia pacífica. Los grafitis también son instrumento de protesta y visibilización para las que sufren en zonas de conflicto como Yemen o Siria.
En la semana del Día Internacional de la Mujer, estas pinturas adquieren mayor relevancia puesto que constatan una lucha que, a día de hoy, las mujeres deben seguir ejerciendo en sociedades supuestamente avanzadas. “Nosotros simplemente aportamos un granito de arena, pero es una forma de poner determinados temas sobre la mesa, de empujar a la gente a que piense y reflexione sobre cuestiones esenciales en nuestra sociedad”, señala Diana Prieto, portavoz del colectivo Madrid Street Art Project (MSAP).
La iniciativa ‘Pintadas por la igualdad’, promovida el pasado diciembre desde el Ayuntamiento de Madrid y en colaboración con esta asociación de arte urbano, se limita de momento a tres grandes murales realizados por los artistas Hyuro, El Rey de la Ruina y Pincho, respectivamente. “Para nosotros era importante que este proyecto se desarrollara en Lavapiés, ya que consideramos que se trata de un barrio peculiar y con carácter propio, y así se lo propusimos al Ayuntamiento”.
Del mismo modo la elección de los tres artistas que participaron en el proyecto tampoco fue arbitraria. En el caso de Hyuro, Diana señala que “era fundamental que estuviera presente en esta iniciativa ya que se trata de una de las artistas con mayor compromiso hacia la mujer y las cuestiones de género”. De hecho, no es la primera incursión deHyuro en la capital ni la única colaboración con MSAP. “Ya el año pasado, por la celebración del Día de la Mujer Trabajadora participó en una iniciativa para visibilizar el papel de las amas de casa en la estación de metro de Núñez de Balboa en la obra 24 fragmentos de una jornada laboral” recuerda Prieto.
En cuanto a Pincho y el Rey de la ruina, Diana arguye que el componente reivindicativo de su obra y el conocimiento de ambos artistas del contexto de Lavapiés fueron determinantes para que fueran escogidos. “Para nosotros era y es muy importante que el artista pertenezca al barrio y forme parte de él, ya que influye en cómo se recibe esa obra”. Y es que el contexto resulta crucial, ya que no es lo mismo llevar a cabo una intervención de este tipo en un barrio como Malasaña, Vallecas, Hortaleza u Orcasitas.
El arte callejero tiene su propio lenguaje y permite sacar temas al ámbito público”
Diana Prieto (Madrid Street Art Project)
Tampoco lo es por el simple hecho de ser un arte exhibido en la calle. “El arte callejero tiene su propio lenguaje y permite sacar temas al ámbito público, de modo que la gente puede toparse con ellos en su cotidianidad, tenerlos presentes en su día a día”. Además, a diferencia de lo que sucede con el arte recogido en los museos o en las galerías de arte, la obra “callejera” pierde ese halo “sagrado” en palabras de Prieto, haciendo que el mensaje “llegue de forma más directa”.
La presencia de estas pinturas ha traído aires positivos al barrio. Ya desde el momento de su creación que, como cuenta Diana,“fue enriquecedor porque permitió que los vecinos fueran partícipes de las obras. Preguntaban a los artistas directamente, algo que no puedes hacer en un museo”. Hasta la convivencia pacífica, silenciosa y combativa de esos nuevos habitantes del barrio en estos últimos meses. “Pasado un tiempo hemos podido constatar, por ejemplo, que los vecinos cuyas ventanas dan a esos muros que antes eran grises están muy contentos por el colorido que han adquirido”, sentencia Diana.
Contenidos del artículo
Armas grafiteras en zonas de conflicto
Pero esta tendencia de dejar hablar a los muros mediante el lanzamiento de mensajes, la plasmación del rol social de la mujer o ladenuncia de la violencia y su sometimiento gana terreno más allá de nuestras fronteras. Y, afortunadamente, lo hace en países cuyo recorrido por alcanzar, no ya la igualdad sino derechos que deberían ser ya una realidad, es mucho más largo y difícil. Ciudades del mundo árabe como Ammán o El Cairo ven cómo sus calles se transforman a golpe de sprays y pinceles en una guerra artística sin víctimas de sangre pero sí sociales, políticas y culturales.
En 2011, con el estallido de la primavera árabe en Egiptocomenzaron a surgir con fuerza mensajes de carácter político contra el régimen de Hosni Mubarak. Este fue el primer paso para que una buena parte de la sociedad perdiera el miedo a expresarse libremente, entre ellas las mujeres. Dos años más tarde nacía el movimiento Sit al-hita, que en el dialecto árabe egipcio significa “mujeres de las paredes”. Este colectivo, fundado al alimón por la periodista y fotógrafa sueca Mia Gröndhal y la egipcio-canadiense Angie Balata, aglutina a unos 60 grafiteros – en su mayoría mujeres – y nació precisamente para dar un mayor espacio a las féminas como representantes y representadas en el arte callejero.
El balance no ha podido ser más satisfactorio. En este tiempo y gracias a la financiación de los Gobiernos sueco y danés, este colectivo ha llevado a cabo varias acciones, – la última en noviembre -, con artistas callejeras de Yemen, Siria o Egipto quienes a través de su imaginario representan el universo femenino y lo comparten con el resto del mundo. En su caso, no sólo tienen cabida las obras de denuncia o reivindicativas, a veces, sólo se trata de mostrar qué significa ser mujer en la sociedad que les ha tocado vivir.
Más sobre mujeres artistas:
Los artistas
Hyuro
Esta artista, originaria de Argentina, lleva años difundiendo una obra especialmente volcada en las cuestiones de género y en torno a la mujer y su papel en la sociedad. A través de sus figuras sin rostro, desprovistas casi de color y en escenas perfectamente reconocibles sacude conciencias. Sus murales han recorrido Italia, Francia, Alemania, Brasil o Nueva Zelanda, entre otros. En España, además de sus incursiones en la capital, su impronta puede apreciarse en ciudades como Valencia.
Reciprocidad
La obra que la artista realizó para la iniciativa ‘Pintadas por la igualdad’ reivindica una paridad sin el condicionamiento biológico del individuo, de ahí que las figuras carezcan de rostro o rasgos reconocibles. Así, Hyuro sitúa a cualquier persona en el mismo plano.
El Rey de la Ruina
Si has visto corazones diseminados por diferentes rincones de la capital, has de saber que quien se esconde detrás de sus latidos y esos mensajes que van directos a este órgano vital es el Rey de la Ruina.
‘Socialmente iguales, humanamente diferentes, totalmente libres’
Para la iniciativa de ‘Pintadas por la Igualdad’ el grafitero se decantó por esta frase tomada de la activista comunista Rosa Luxemburgo. Este mural de grandes dimensiones, de marcada iconografía pop y con el sello indiscutible del artista ocupa ahora el nº 18 de la calle Embajadores.
Pincho
Además de su participación en el proyecto ‘Pintadas por la igualdad’, Pincho, siempre haciendo alarde de ese espíritu combativo a través de su colorida obra, ha realizado otras intervenciones en los muros del barrio de Lavapiés. En concreto en los de Tabacalera, cuando en 2014 participó junto a otros 31 creadores en una iniciativa promovida por MSAP y la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes.
Tejidos de barrio
La sociedad y la vida de un barrio se sustentan gracias a la convivencia y colaboración de hombres y mujeres. Ese fue el planteamiento colorista de las figuras conectadas que el Pincho hizo en las paredes del mercado de San Fernando para reivindicar la igualdad real de género.
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