Mariano Rajoy, el último político de verdad en activo de su generación, sin duda admira a su paisano Camilo José Cela. Sigue con perseverancia la máxima del Nobel de Iría Flavia: “En España, el que resiste, gana”. Además, de alguna manera, es capaz de sorprender por igual a for y detractores. Ahora, tras el movimiento obligado de Rivera -el líder de Ciudadanos tenía que demostrar que está ahí para algo-, Rajoy ha tirado de imaginación, de realismo-mágico gallego y, a lo Torrente Ballester, ha convocado a los órganos de dirección del PP el día 17 de agosto para que pronuncien sobre los seis puntos propuestos por Rivera. Torrente Ballester, en la Saga Fuga de JB, narraba las peripecias de una pequeña localidad que levitaba y dejaba un inmenso vacío en el suelo cuando sus habitantes se cabreaban. Es decir, unas veces estaba otras no, como los órganos de dirección del PP que, por otra parte, el día 17 dirán lo que quiera Rajoy. Sin embargo, nadie -y Rivera tampo- puede negarle a Rajoy que utilice ese procedimiento estéticamente democrático. Mientras tanto, el líder del PP, aunque los plazos apremian vuelve a ganar tiempo y maneja, con habilidad e imaginación, en calendario como más le interesa. Todos sus rivales harían lo mismo, el secreto es conseguir hacerlo y trasladar la presión a los adversarios. Rivera la ha sufrido y no ha tenido más remedio que ceder para seguir en el partido. Ahora, con una semana de plazo, Pedro Sánchez aparece en el horizonte “mariano” como el último obstáculo para que haya Gobierno. Rajoy, en este caso sin matices, le ha enviado el recado al todavia jefe de las tribus socialistas: Apoyo, directo o indirecto a la investidura, o elecciones. El problema es que Sánchez y los suyos pueden empezar a pensar que otras elecciones les da mas tiempo de vida y claro, mientras hay vida, hay esperanza. Por último, el 17 de agosto, los miembros de la dirección de Rajoy dirán a las propuestas de Rivera lo que desee Rajoy y todo indica que, con algunas matizaciones, darán su visto bueno. Hay asuntos incómodos para el PP, como todo lo relacionado con la corrupción, pero también puede servirle de coartada a Rajoy para acabar de hacer limpieza, ahora “obligado”. Y sobre las grandes reformas como la electoral o la limitación de mandatos, se trata de asuntos que están en la Constitución y para cambiarlos hace falta el voto favorable del PSOE, desaparecido y en una posición incómoda. Los socialistas votaron a favor de lo que propone Rivera en la investidura fallida de Pedro Sánchez Y el líder de Ciudadanos se lo ha recordado. Albert Rivera ha movido ficha, pero quien controla los tiempos es el jefe de los populares. Es el calendario “mariano-galaico” de Rajoy y solo él conoce sus secretos.
El calendario “gallego” de Rajoy
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