Nadie se plantea que pueda perder. Nadie cree que Neymar y el Santos no vayan a jugar contra otro rival, el domingo, que no sea el Barça. Pero para eso, primero hay que superar el escollo del Al Sadd de Qatar, rival hoy (11.30, Cuatro) en la segunda semifinal del Mundial de Clubes, en el Estadio Internacional de Yokohama.

El equipo de Doha es un auténtico desconocido del que el entrenador azulgrana, Pep Guardiola, ha sacado algunas conclusiones: “Tienen una conducción de balón muy rápida, son combinativos y muy fuertes físicamente”.

Iniesta, por su lado, habló de “respeto total” hacia el oponente, del que destacan el trío de africanos formado por el senegalés Mamadou Niang, el marfileño Kader Keita (delanteros) y el argelino Belhadj (portero).

Campeón del continente asiático en 1989 y en 2011, el club de Doha ha ganado 30 títulos en competiciones nacionales; de todos modos han pasado cuatro años desde la última vez que se impuso en la Liga qatarí. Su actual entrenador es el ex seleccionador uruguayo Jorge Fossati.

Más allá del Al Sadd, que debería ser muy accesible para el Barça, Guardiola teme las secuelas del jet lag, las ocho horas de diferencia que no permiten que los jugadores descansen bien aún por las noches (se estima que un organismo se readapta al ritmo de 1 o 2 horas por día).