El arte de hacer las cosas
Una exposición celebra el proceso creativo, un valor que las marcas de lujo explotan cada vez más
Hacer cosas con las manos. Hacerlo tan precisa y obsesivamente que cada gesto se convierta en irreemplazable.
La bondad de lo único y lo manual ha alcanzado categoría de consenso en los últimos años. Las webs como Etsy están llenas de objetos artesanales y los suplementos de los diarios están llenos de historias en las que “X perdió su trabajo en Wall Streety se dedicó a su verdadera pasión, hacer sillas imperfectamente artesanales que vende a 4.000 dólares la unidad en su exquisitamente diseñada web”. O “Y, que abandonó su bufete de abogados para lanzar una línea de cookies que hornea ella misma en casa”.
La recesión habría provocado una reapreciación de lo manual. Desde lo más básico (las tiendas que arreglan bolsos y zapatos tienen mucho más trabajo) a lo más exquisito. Las marcas de lujo subrayan tanto su carácter artesanal -no hay más que ver el desfile anual que Chanel dedica a sus artesanos, los que le hacen las plumas y los bordados que a veces se pasan de frenada. En 2009, Louis Vuitton tuvo que retirar una serie de anuncios en los que se veía a jóvenes costureras haciendo pliegues diminutos en los bolsos con sus manos por falsedad publicitaria. Resulta que se hacen a máquina, lo que resulta mucho menos romántico.
En esa línea el Victoria & Albert Museum de Londres dedica estos días una exposición a los locos que hacen cosas extraordinarias. Y a cómo y por qué la hacen.
El propio museo asegura que Thepower ofmaking es antes un “gabinete de curiosidades” que una exposición propiamente dicha. Seleccionan 100 objetos creados por amateurs y profesionales, desde un oso de tamaño real hecho de ganchillo a una silla de montar de cuero.
Artesanía poderosa
Según los organizadores, “hacer cosas es la manera más poderosa de solucionar problemas y expresar ideas”. Y, aunque el resultado es lo más parecido aun paseo entre cacharros fabulosos, detrás hay un trabajo intelectual sobre los procesos creativos. Se distingue entre las técnicas que añaden (coser, bordar, pintar), las que sustraen (grabar, agujerear) y las que transforman (soplar vidrio, forjar metal).
Además, los comisarios de la muestra argumentan que manufacturar no es sólo el acto mecánico de llevar a la realidad lo que ya existe en papel, sino que, creando con las manos, se piensa, y que es en el proceso cuando surge la verdadera innovación.
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