Dulce resaca para el PPCV
El mapa valenciano se tiñe de azul, asaltando los últimos feudos socialistas
Ni Alaquàs, ni Mislata. Ni siquiera Quart de Poblet. Uno a uno cayeron los feudos socialistas, y el 20-N, como una apisonadora, el Partido Popular arrasó con las últimas ruinas del cinturón rojo de Valencia.
Ayer, cuando se despertaron tras una noche de celebración, los militantes del PP se encontraron con un mapa de la Comunitat Valenciana que lucía de un azul casi impoluto. El cambio que pedían los populares a nivel estatal no fue tal a nivel valenciano, donde encadenaron su vigésima victoria consecutiva. Nada nuevo bajo el sol.
Sin embargo, cuando observaron la letra pequeña del escrutinio, seguramente repararon en datos más preocupantes: perdieron casi 30.000 votos, con un amago de retroceso en plazas emblemáticas como Valencia.Varapalo en Blanqueries
Entre los socialistas, en cambio, cualquier análisis de las cifras resultaba doloroso. La del PSPV-PSOE fue una resaca de las de verdad: de las de ojeras profundas, de no querer acordarte de lo que pasó anoche. Porque lo que ocurrió fue que la marca de la rosa estuvo a menos de 1.500 votos de ser doblada por el PPCV.
El perfil bajo por el que optaron los socialistas valencianos en campaña les pasó factura: perdieron un 13,3% de sus apoyos en la Comunitat, y sólo pequeñas poblaciones como Casas Altas, Carrícola o Vall d’Ebo prefirieron a Rubalcaba antes que a Rajoy como presidente del gobierno.
Será duro el camino a partir de ahora en Blanqueries. Ayer, a primera hora, surgían las primeras voces críticas: el ex diputado autonómico Manuel Mata seguraba en su blog que el PSPV carece de “perfil político propio” y ha perdido “gran parte de su credibilidad”. El secretario general, Jorge Alarte, se apresuró en asegurar que se ve con fuerza para continuar liderando el proyecto.
A la izquierda, Esquerra Unida recuperó su escaño por Valencia y duplicó sobradamente los votos de las últimas generales, pero ante el colapso del PSOE, los comunistas no fueron capaces de sacar el mismo rédito que en el resto de España y se quedaron por debajo de su media estatal.
Compromís, por su parte, celebró durante la jornada de ayer el histórico hito de conseguir un diputado. El nacionalismo progresista valenciano contará, por primera vez desde la Segunda República, con voz en Madrid, y aseguraron que serán “la voz de los que no se sienten representados”. Fuga de voto
Sin embargo, la coalición dilapidó más de 50.000 votos de las últimas autonómicas, y fue relegada a quinta fuerza del espectro político valenciano, cuando el objetivo era ser la alternativa a PP y PSOE.
UPyD fue la tercera fuerza política con más apoyo en las tres capitales de provincia, además de conseguir su escaño. Eso sí, preguntado ayer por cómo defenderá los intereses valencianos, Toni Cantó contestó que “será un diputado español más”.
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