Diversas maneras de ser rubia
Elsa Pataky se cumple como mamá de doblete, y a Esther Cañadas le cae una demanda de su exnovio por darse a la fuga con el anillo de compromiso. Ana de Armas nos presenta alegremente a su novio, David Victori, un chaval de talentos que fue ayudante de Bigas Luna, y Patricia Conde señala a su exmarido, vía demanda, por supuestos malos tratos psicológicos. Shakira dice que es “la portera de Piqué”, y Beyoncé, que ha estado de conciertazo en Barcelona, no dice nada, pero lo dice todo, porque está más en forma que Messi. Tenemos, así, una media luna de rubias del panorama, que es como decir varias maneras de ser rubia, y no solo porque unas sean más rubias que las otras, que un poco también. Suele darse una rubia interior dentro de cada rubia, de tinte o no, y a veces la rubia se manifiesta un pelín lista, o un pelín boba, como las chicas Almodóvar, pero sin guion.
La rubia es interior, y suele salir tópica. Ahora vemos que alguna rubia no devuelve un anillo de compromiso, como Esther Cañadas, y otra rubia, como Patricia Conde, va de mamá del hijo de un padre al que acusa de supuestos maltratos psicológicos, cuando hace dos o tres meses divulgaba, tan contenta, que su separación había sido “de mutuo acuerdo”. Algo no cuadra. A Esther la joya se la ha pedido Vickram Chatwal, un archimillonario que la anilló, como novio ejerciente, pagando más de doscientos mil euros por la pieza en litigio. Se ve que el archimillonario es de recuperar inversiones, y Esther de defenderlas. Lo de Patricia Conde, eso de acusar ahora, y antes no, directamente se entiende poco o nada. Estamos ante un delicado asunto. El acusado es Carlos Seguí, un joven mallorquín de buena lámina con el que Patricia se casó hace un año y medio. Él pretende la custodia compartida del hijo de ambos, y Patricia responde en los tribunales. Pataky ya sabemos que se ha hecho una sólida carrera de consorte, aunque ella nos vende la aventura cinematográfica, y ahora nos deleita con el papel de mamá de mellizos, después de ser el bombo de los Oscar. Shakira habla de Piqué como si aludiera a una majestad, que a lo mejor para ella lo es. De Beyoncé ya han dicho algunas cronistas de envenenada envidia que está gorda. Hay que joderse. He aquí otro modo de ser rubia, acaso sin serlo.
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