Como en las peores pesadillas. El equipo de fútbol americano de la Universidad estatal de Pensilvania se ha visto inmerso en un presunto caso de pedofilia que tiene conmocionado a EE UU (‘The Penn State Scandal’).

El asunto, además, se ha cobrado víctimas de renombre en el deporte universitario y conocidas en todo el país, acusadas de encubrir los abusos a jóvenes adolescentes.

Jerry Sandusky era el asistente de Joe Paterno, legendario entrenador de Pensilvania de 84 años. Hace unos días, la prensa estadounidense, con el ‘New York Times’ a la cabeza, destapó que sobre Sandusky pesaban 40 cargos por abuso sexual de ocho jóvenes. Ayer, todo empeoró cuando se supo la aparición de 10 nuevas posibles víctimas.

El drama se completa por el hecho de que ni Paterno ni las altas autoridades de la Universidad tomaron, parece ser, las medidas adecuadas ante las primeras denuncias. Paterno y el presidente del centro, Graham Spanier, ya han perdido sus trabajos.

Mala caridad

Para acabar de añadir ingredientes macabros, se investiga también si Sandusky (en libertad bajo fianza) utilizó una organización benéfica (The Second Mile), fundada por él mismo en 1977, para abusar de algunos jóvenes.

En su única entrevista, el acusado admitió “haberse duchado con jóvenes, abrazarse a ellos y tocarles las piernas, pero sin intenciones sexuales”. “No soy un pedófilo”, dijo.