Director: Guillaume Gallienne.

Producción: Jean-Baptiste Dupont, Alice Girard,Edouard Weil.

Guión: Guillaume Gallienne.

Intérpretes: Guillaume Gallienne, André Marcon, Françoise Fabian.

Seguramente los franceses, público y crítica, se han rendido al ímpetu de Guillaume Gallienne: tres millones de espectadores y cinco Premios Cesar: mejor película, mejor ópera prima, mejor actor, mejor guion –todos para Gallienne–, y mejor montaje. El reconocimiento a su interpretación es doble: él hace de sí mismo ¡y de su madre! Y el relato repasa su propia vida familiar, porque, por si fuera poco tanto trabajo, la película es confesadamente autobiográfica.
Guillaume es un chaval de incierta sexualidad. No se encuentra a gusto con sus hermanos y amigos, demasiado viriles y hasta violentos, y prefiere refugiarse entre sus amigas del instituto o junto a su comprensiva madre. La verdad es que Guillaume lo intenta todo, pero ni su espíritu ni su cuerpo están hechos para juegos y actividades más propios de brutos deportistas. Seguramente le gustaría cambiar; pero no se siente capaz de pensar en un futuro diferente. Al menos, de momento…
Guillaume Gallienne demuestra en su debut muy buena mano para la tragicomedia: su historia divierte, sorprende y hace pensar; no se puede pedir más.