Para los disfraces, como para todo en esta vida, hay que saber. Yo sé. Mi disfraz de quincemera (vamos, de musa del 15-M) fue fotografiadísimo y copiadísimo por muchísimas compañeras y, oye, también algunos compañeros. Si no sabes, no te disfraces y no pasa nada, quedarás bien. Miren ustedes a Elena de Borbón y a sus chicos, Froilán y Victoria, en la Feria de San Isidro, que es una cosa donde se maltratan animales y eso está fatal –dice mi prima Irene–, pero la gente va estupendísima de disfrazada. Ellos, como no saben, se visten siempre igual, lo mismo para ir a los toros que para inaugurar un submarino en el fondo de la bahía de Cádiz, y ya ves, pues resulta. Mi amiga Mar Flores se disfrazó de capote de brega pero con bolso, toda de rojo; lo que habrán dicho los toros. Y Nieves Álvarez se puso como de griega, con media clámide blanca, pero en informal, con pantalones: eso demuestra lo culta que es esta chica, porque ustedes seguramente no lo saben pero Nieves y yo sí: también en Grecia había toros, concretamente en un pueblo que se llamaba Creta, y la gente se vestía así para ir a la plaza.

El sillón que sufre

Allí donde vayas, vístete a juego con lo que esté pasando. Miren si no a Francisco Rivera, ese señor que cuando era joven y guapísimo y delgado se llamaba Fran, disfrazado de Indianayons para cruzar un charco en el Rocío; y a su pareja, Lourdes Montes, disfrazada de cantante lírica, “con la falda arremangá y los nardos apoyaos en la cadera”, como decía la ópera aquella, Por la calle de Alcalá. Y mi amiga Laura Sánchez que se puso, también para el Rocío, el disfraz de las que tienen prisa: coges todos los trapos del desván, los grapas con un poco de gracia, te los echas por arriba y ¿quién dijo miedo?

Para dejarse ver en el concierto de Guns & Roses, Arancha de Benito se vistió de bruja Avería, monísima, y Fonsi Nieto y Marta Castro de rockeros de vídeojuego. Eso consiste en ponerte encima seis mil euros pero que parezca que lo has enc0ntrado todo en la basura, lo cual tiene su mérito. Luis Medina, sin embargo, se equivocó: no sabe disfrazarse y se puso más o menos lo que le habría puesto su madre para ir a un concierto de Parchís. Con lo cual le miraban mucho. Y mal. En la Feria del libro de Madrid, Antonio Resines se disfrazó de doble miope, que está divertidísimo; Carmen Posadas y Marta Robles, de no pasar calor, que es muy sencillo. Porque no todo el mundo tiene el talento de Paquirrín, que está fantástico disfrazado de Gautama Buda. Y el sillón, ya ven: soñando con el nirvana.

Pero lo de mi Íñigo Errejón no, ¿eh?. Tienes un culito de escándalo, Iñi, y cintura, y ojazos. Muchísimo más guapo que Pablo. Pero para disfrazarte de famoso e ir a los premios Max, donde también estaba Ana Morgade, tienes que ensayar más esa sonrisa, compañero, que la cagas. Ya te enseñaré cuando te pille. Que te pillaré.