César debe morir
Director: Paolo y Vittorio Taviani.
Producción: Grazia Volpi, Donatella Palermo.
Guión: Paolo y Vittorio Taviani.
Intérpretes: Cosimo Rega, Salvatore Striano, Giovanni Arcuri.
Los hermanos Paolo y Vittorio Taviani –81 y 83 años, respectivamente– llevan cinco décadas llenando las pantallas de películas hermosas, verdaderas, combativas e inteligentes. Esta última, que ganó el Oso de Oro en el pasado festival de Berlín, además de media docena de premios del cine italiano, penetra tras los muros de una cárcel romana para contemplar la puesta en escena que los internos hacen del Julio César de Shakespeare.
La representación ha sido un éxito. El público aplaude, los intérpretes saludan emocionados, se apagan las luces. Los presos vuelven a sus celdas, pero ya nada es lo mismo. Hace seis meses que todo empezó a cambiar: hombres con severas condenas por su pertenencia a bandas criminales, convictos de graves delitos, aceptaron estudiar e interpretar los personajes del drama clásico. La cámara de los hermanos Taviani los retrató en las celdas, por los pasillos y dependencias del penal y, finalmente, en el escenario. El resultado es una película impresionante, que habla del poder y la amistad, del crimen y el valor, y de la traición y la posibilidad de redención.
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