Se paró en julio y en septiembre, pero ayer ya no había lucha ni resistencia. A la tercera se consumó el desahucio de Victoria Sanz, enferma de cáncer de 84 años,   con ella ingresada en el hospital. El juzgado ni se planteó si la ejecución del desahucio en esas circustancias era apropiado y envió un gran despliegue polical al barrio de Malasaña, garantizando el desalojo de su casa en la calle del Norte.Con ella perdía la casa su hijo, Antonio Quiroja, de 55 años y con discapacidad.

Desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca se dio por sentado que el desahucio no se había notificado, puesto que no había convocatoria de piquetes ciudadanos. El abogado de Victoria aclaró sin embargo que sospechaba que los antidisturbios se emplearían con dureza y confiaba en que el juzgado fuese sensible con el ingreso hospitalario, cosa que no ocurrió.

Una deuda de 5.000 euros

Madre e hijo residían en la vivienda, de renta antigua, desde 1945. La orden de desahucio es consecuencia del impago de hasta seis mensualidades de su alquiler de renta antigua, por lo que acumularon algo más de 3.000 euros de deuda.Cuando fue alertada del desalojo, Victoria y su hijo se ofrecieron a pagar la deuda, además de un año de renta por adelantado. Incluso cambiar el contrato de alquiler a uno nuevo, aunque ninguna de las alternativas satisfizo al propietario.A la salida del ingreso hospitalario, Victoria se verá, enferma de cáncer y octogenaria, en la calle.