El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha vuelto a comparecer ante los medios el día después de la debacle de Wall Street para intentar convencer a los “ciudadanos del mundo” y a los congresistas de la necesidad de poner en marcha actuaciones urgentes para reactivar la economía y evitar que la situación financiera del país empeore aún más. 

“A muchos no les gusta el hecho de que la economía haya llegado a este punto”, ha reconocido, “pero la situación es urgente y las consecuencias empeorarán día a día si no hacemos algo”, ha sentenciado. El presidente de los Estados Unidos se ha mostrado serio y solemne en su corta y concisa aparición pública, que se produce tan solo dos días después de que el Congreso del país rechazara el Plan de Rescate impulsado por él mismo, y que tiene un coste aproximado de 700.000 millones de dólares.

“Se recuperará el dinero”

El máximo dirigente del país ha vuelto a insistir una vez más en que el coste del proyecto, una de las supuestas razones por las que no ha salido adelante el plan, “puede preocupar a muchos estadounidenses”. Sin embargo, Bush ha reiterado que a pesar de ser “una gran cantidad de dinero”, a la larga su puesta en marcha le saldrá más barata a los estadounidenses que dejar que la situación empeore. 

“Por ponerlo en cifras, la caída sufrida ayer por Wall Street”, ha declarado Bush, “representó pérdidas de unos 1.000 millones de dólares”. Por otra parte, el presidente norteamericano ha reiterado que el Ejecutivo “garantiza la recuperación de gran parte o incluso de todo el dinero del contribuyente” que se destine ahora a la recuperación económica. 

Súplica al Congreso

En cuanto al Plan de Rescate, que probablemente volverá al Congreso para su aprobación tras ser ligeramente modificado, Bush ha asegurado que “continuará trabajando con los líderes de ambos partidos” para que salga adelante. “El Congreso debe actuar”, ha sentenciado, alegando que “nuestra economía depende de que el Gobierno tome una medida decisiva cuanto antes”. 

“Los Gobernantes se lo deben al pueblo estadounidense”, ha afirmado, asegurando finalmente que está convencido de que así será en lo que ha sido uno de los discursos más triste, urgente y desesperado de su Gobierno.