Se lo preguntaron tantas veces, y tantas veces rehusó responder, que la cara de Ana Botella no pudo menos que dar fe de su agobio.

Era el primer acto oficial de la vicealcaldesa desde que se hiciera oficial la inclusión de Alberto Ruiz-Gallardón en las listas del PP al Congreso y, para colmo, el montaje de su presentación de un coche eléctrico de Nissan se parecía demasiado a otras que ya había realizado el regidor. La estampa mostraba a una virtual alcaldesa en prácticas preparándose para tomar el relevo en el caso de que Gallardón abandonara el Gobierno municipal.

“Los madrileños están de enhorabuena porque […] un referente en la política no sólo de Madrid, sino nacional, vaya al Congreso a defender sus intereses”, atajó la delegada de Medio Ambiente. Pero se negó a opinar sobre las declaraciones de su compañera de partido, la presidenta regional Esperanza Aguirre, que se mostró ayer convencida de que Botella sería “una estupenda alcaldesa” si Gallardón dejara el cargo.

Botella se centró en vender el compromiso municipal con los vehículos eléctricos, y prometió que la ciudad tendrá una red de 269 puntos de recarga.