Bimba Bosé: La belleza convulsa
Bimba Bosé desperezó un día sus tatuajes aquí, y nos quedó al desnudo una mujer de erotismo único, bajo el lema aquel de André Breton: “la belleza moderna será convulsa, o no será”. Bimba es, en efecto, una convulsa belleza de modernidad que igual sube al escenario con su grupo, The Cabriolets, va y cumple de pinchadiscos en Ibiza o bien posa de rareza hembra para un póster de peinados despeinados. Es una mujer de amplio registro, que dicen los que saben poco o nada de mujeres, o de lo que sea. Bimba se quería solo Bimba, pero es Bimba Bosé, de los Bosé de toda la vida, sí, sobrina de Miguel, por más señas. Bimba es romana, pero es criatura indómita de todas partes, y se ha desempeñado en los varios costados del mundo como modelo. Pero no como modelo de canon, sino como modelo de lámina distinta, entre la diabla andrógina y un arcángel nocturno, sexual y urbano. Cuando la belleza, en su gremio, tiende a hacerse rutina, porque todas las modelos son la misma monada de oro, Bimba Bosé aporta una distinción de pelo corto, un exotismo de muchacha que parece un muchacho. Lo suyo es “transgresión y morbo”, sí, como aquí se tituló el reportaje histórico, pero morbo y transgresión de modo natural, porque en Bimba el ademán es sinceridad, y el riesgo, una manera de empezar o acabar el día. Nos contó que desnudarse para interviú era una experiencia única, pero sí semejante, en algún momento, a otras sesiones fotográficas de atrevimiento, solo que enseñando más culo. Elogió a las activistas de Femen, que “además son tías que están muy buenas”, celebró a Alaska y Vaquerizo, y vislumbró que se va haciendo mayor, “y todavía no he conseguido organizarme”. Aquí donde la ven, musa de tantas tentaciones, es madre adorable de dos niñas, y un ejemplo de coraje cuando la vida se pone entre puta y muy puta. Fue su cumpleaños el día que remató la sesión fotográfica. Treinta y ocho tacos celebró de belleza moderna, la que es convulsa, o se queda en mera monada de hemeroteca.
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