“Aquí ha tenido que tocar la lotería”
Rober Bodegas, monologuista gallego y flamante Rey de la Comedia, describe cómo vivió el Gordo del sorteo de Navidad, que cayó en un bar de Carballo situado frente a su casa
Sábado, 11.30 horas, más o menos (GMT+1 en Carballo, A Coruña). Me despierto sin haber sonado el despertador. Raro. Vaya madrugón para un aspirante a celebrity. Así no se puede. He amanecido tan de repente que por una vez es correcto que utilice el verbo amanecer como sinónimo de despertar, normalmente llego tarde. Pero lo que os decía, que mi desvelo ha sido tan inesperado que ha cogido de sorpresa hasta al mecanismo que activa mis erecciones matutinas.
Una pena que no estuviese mi madre en casa, por una vez hubiera podido darle los buenos días sin avergonzarme. Quise exclamar aquello de “quién osa despertar a su majestad”, pero no tuve a quien. Así que asumiendo mi condición de Rey sin corte, me dirigí resignado a la ventana a tratar de averiguar el porqué del alboroto que había interrumpido mi fase R.E.M.
Subí la persiana y comprobé que en Galicia sigue sin llover. Abrí la ventana y después me asomé a ella. Éste es el proceso correcto y no debe invertirse el orden. Varios golpes me han hecho estar seguro de lo que os digo. Procedimiento empírico, creo que se llama. A lo que iba. El caso es que al asomar mi cráneo por la ventana comprobé que media calle estaba de fiesta, o eso es lo que se dice cuando el que más y el que menos lleva unos cuantos copazos dentro de su organismo.
Porque desde luego, allí no había, ni orquesta, ni farolillos, ni una triste cabra subida a una escalera… Aquí le llueve a todo el mundo pensé, o rectifiqué, mejor dicho. Pero desde luego, si algo faltaba en el tumulto formado delante del bar de enfrente, era agua.
Contemplé la escena divertido durante un rato sin darle mayor importancia a lo que veía. En ningún momento consideré que tuviese que haber una razón lógica para que media calle se pusiese hasta arriba de cava, champaña, orujo o vino tinto peleón. Simplemente me pareció una buena iniciativa con el respaldo merecido. Si acaso me incomodó un poco el hecho de no estar en la lista de invitados. Que yo recordase, no había tenido problemas con nadie últimamente.
Al poco tiempo empezaron a llegar unidades móviles de televisión y prensa. Me indigné muchísimo al verlas. Ya están los del telediario dando el coñazo con el botellón, pensé. Pues que graben, que graben, así por lo menos verán que también hay cuarentañeros que lo practican y no sólo los adolescentes. Y continué observando al tiempo que aumentaba mi curiosidad por ver lo que ocurría. Y de repente, un grito de uno de los allí congregados hizo saltar las alarmas en mi mente. Oí salir de la garganta del vecino agarrao de la calle: “¡Esta noche vamos todos a p-u-t-a-s! ¡Invito yo!”
¡Ya está! Me dije, la lotería, aquí ha tocado la lotería. Si este tío que no ha pagado un café en su vida, ni aún cuando valían lo que cree Zapatero que valen hoy, paga una ronda de consumiciones de 100€ por cabeza, aquí ha tenido que tocar la lotería. Qué día es hoy, pensé, veintidós. ¡Pues claro!
Efectivamente, el gordo de Navidad había caído en la lotería del bar de en frente a mi casa y yo feliz creyendo que iban a organizar botellones matinales los sábados por la mañana. En fin, enhorabuena a los premiados. Yo intentaré disfrutar de mi buena salud, como suele decirse… ¡Aunque nadie explica cómo!
* Rober Bodegas (Carballo, 1982) es monologuista y ha sido elegido Rey de la Comedia en TVE.
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