Angustia por la talla
El descontrol en el tallaje de la ropa promueve los trastornos alimentarios
No encontrar la talla de ropa, a pesar de tener un peso adecuado, puede generar trastornos de la alimentación. Un estudio de la Fundación Imagen y Autoestima (IMA) dibuja los efectos en la salud que provoca el descontrol en el sistema de tallas, y denuncia que las medidas en la ropa siguen sin unificarse.
“El 87% de la población ve cómo varía su talla en función del modelo, y a la mitad esto le afecta, y le crea tristeza, malestar y un sentimiento de culpabilidad”, explica la psicóloga Cristina Carretero, autora del barómetro de IMA. Esta “insatisfacción empuja a hacer dieta para poder encajar en el modelo establecido” y, en consecuencia, acaba siendo un factor de riesgo para la anorexia y la bulimia.
Esto afecta sobre todo a las mujeres adultas, pero también a los hombres: “No es un problema exclusivo de ellas, ni tampoco de adolescentes“, recalca Carretero, aunque la cifra de jóvenes insatisfechos con su cuerpo alcanza el 65%.
Pactos incumplidos
El análisis también insiste en que no se han cumplido los acuerdos sobre la unificación de tallas a los que llegaron el Ministerio de Sanidad y la industria textil en 2009. “No se legisló pero se acordó un sistema unificado en la ropa, que en todas las tiendas tenía que haber hasta una talla 46 y que los maniquíes correspondieran a cuerpos estándares, no con infrapeso”, recuerda la experta.
Pero la aplicación de estos acuerdos, anunció la ministra Trinidad Jiménez, se ha aplazado hasta el año 2015 y el descontrol de tallas continúa. Aún hoy “la percepción es que los maniquíes son delgados o muy delgados“, agrega Carretero.
Por todo ello, desde IMA piden a los empresarios que “normalicen el sistema de tallas” y empleen “modelos con aspecto saludable”. También hay un mensaje para el cliente: “No se debe hacer dieta sin control médico”; y si se detecta que hay incongruencias en las tallas “hay que denunciarlo en las oficinas al consumidor”.
LA CIFRA
El 5% de las jóvenes españolas padece trastornos del comportamiento alimentario y hasta “un 11% presentan síntomas de alto riesgo de sufrirlos”, según datos de la Fundación IMA. Estas patologías suponen la tercera enfermedad crónica entre las chicas adolescentes.
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