Ana Botella inaugura el plan Renove del PP
El paso atrás de la alcaldesa madrileña, anticipo del cambio de caras de los populares en importantes capitales de provincia.
Es sabido que a Mariano Rajoy no le gustan las decisiones drásticas. Pero la influencia de su campo magnético en aquellos cuyo futuro depende en mayor o menor medida del criterio del presidente del Gobierno es cada vez mayor. En el futuro asistiremos a nuevos ceses por inducción –ese fenómeno físico que actúa desde la distancia– disfrazados de dimisiones “por el bien del partido” y otras variantes escenográficas. Ana Botella es la primera pieza que se cobra el plan Renove diseñado en Moncloa para afrontar el arreón final que culminará en las municipales y autonómicas de mayo de 2015. Le seguirán otras de no poca entidad. El batacazo del Partido Popular en las elecciones europeas de mayo ha sido analizado circunscripción por circunscripción, y el software de Pedro Arriola ha dictado sentencia.
La extrapolación más realista del 25-M hacia futuros comicios dibuja un retrato alarmante para el PP (también para el PSOE, of course), que de no frenar la sangría podría perder más de 40 escaños en las próximas elecciones generales. Cuatro comunidades (la de Madrid, la valenciana, Andalucía y Cataluña) serían, a tenor de los resultados de las europeas, las responsables mayores del descalabro. En las dos últimas no habrá autonómicas en 2015, salvo adelanto. Pero sí municipales. Arriola reclama cambios. Han empezado en Madrid, pero los habrá pronto en Sur, Noreste y sobre todo en la Comunidad Valenciana, hasta ahora referencia electoral de los populares (en 2011 aportaron el mayor número de escaños de todos los territorios al Congreso de los Diputados, 20, con un 53,2 %de los votos) y desde hace tiempo en estado de coma inducido. Las encuestas vaticinan la pérdida de la Generalitat y las tres capitales. El lastre de Camps está resultando demasiado pesado para Alberto Fabra, que ya solo fía su destino a la ausencia de una alternativa suficientemente fiable.
La trituradora de Arriola.
En todo caso, el president valenciano será uno de los que pasen por la prueba de la trituradora de Arriola. Únicamente los más fieles se atreven a apostar poco más que una horchata por su continuidad. En el horizonte, Isabel Bonig, la Thatcher valenciana, una castellonense sin complejos, hija y nieta de socialistas con carné. Un perfil que se adapta mejor a los tiempos que corren. ¿Abandonará Fabra como Botella? No lo descarten. Cambiar las caras en la comunidad con uno de los más altos índices de corrupción de Europa es algo más que una necesidad para un PP al que le va a costar mucho fabricar un discurso creíble de regeneración si no cambia de caras. En esto, hay que reconocerlo, Ana Botella le ha hecho un doble favor a Rajoy: desocupando una plaza esencial y mostrando el camino a los demás: Zoido, Barberá…
No debemos, por tanto, analizar lo ocurrido con la todavía alcaldesa de Madrid como un caso aislado. Botella ha tenido el acierto de dar un paso atrás antes que ningún otro, en lugar de esperar a que la empujaran terraplén abajo. Pero hace tiempo que era consciente de que su futuro no iba a pasar por el trance de ser cartel electoral del PP en Madrid. Sencillamente porque si como gestora ha dejado bastante que desear, como mitinera hubiera sido un verdadero desastre. En Moncloa temblaban con la sola insinuación de un posible debate de Botella con Antonio Miguel Carmona, Juan Carlos Monedero y otros ilustres candidatos. Y ella también. Botella abandona porque el silencio de Rajoy era casi un estruendo, pero también porque no está para más sofocos. Eso sí, le regala el precedente al inquilino de La Moncloa, que le debiera conceder por ello la medalla al mérito civil.
Madrid, laboratorio nacional.
Botella se va y abre en canal la batalla de Madrid. Tres mujeres en boca de todos: Soraya Sáenz de Santamaría, Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes. Y pendiente de la selección de personal, el presidente de la Comunidad, Ignacio González, que a la chita callando se ha colocado con ventaja en la parrilla de salida. Lo que sucede en Madrid capital determina el resultado de la comunidad. Habrá pelea. Y será dura. A Esperanza le perjudica su horizonte judicial, además de ser probablemente la dirigente popular que más palos ha puesto en las ruedas de Mariano. Pero es la más conocida y la presidenta del PP de Madrid, una máquina electoral cuyos engranajes solo ella conoce al detalle. Cristina Cifuentes es ambiciosa y peleona, mas su nivel de popularidad parece de todo punto insuficiente. Y lo de la vice suena a globo sonda provocador, pues no da la impresión de que Rajoy esté dispuesto a desequilibrar el Gobierno. No descartemos, por tanto, sorpresas. Madrid va a ser uno de los principales laboratorios políticos tras la irrupción de Podemos en el panorama nacional. La hipótesis no descartable de un PP sin mayoría absoluta, una UPD tocando techo y un PSOE cuya única salida sea un pacto con Izquierda Unida y la muchachada de Pablo Iglesias, tiene de los nervios a más de uno. Porque Madrid no es el ombligo de España, pero, en clave estrictamente electoral, las bruscas migraciones de voto en la capital suelen ser preámbulo de consistentes cambios de ciclo.
Comentarios recientes