Alberto Olmos Vs. Enrique Rubio
Ambos escritores coquetean con las nuevas tecnologías en sus recientes novelas | Afincados en internet, nada es más natural para ellos que este experimento de entrevista cruzada por chat
A la izquierda, Alberto Olmos; a la derecha, Enrique Rubio.
ADN.es
Alberto Olmos: Hola, Enrique.
Enrique Rubio: Hola Alberto. ¿Por dónde empezamos?
AO: A ver… Lo primero que me llama la atención de tu novela es que al hojearla me pareció excesivamente moderna, como que me dio mala espina. Luego la leí y vi que detrás de la pirotecnia había mucha chicha, y mucho humor. ¿Te dan miedo los prejuicios de los lectores hacia lo que parece demasiado moderno?
ER: Sí, porque aparentemente es afterneopostmoderna, si pasas las hojas como Cortocircuito, pero en realidad, cuando te la lees, ves que precisamente su leitmotiv es destripar todo lo moderno y todo lo cool.
AO: Totalmente de acuerdo.
ER: ¿Te ha gustado TANiA CON i? ¿Cuánto? De uno a diez.
AO: Me ha gustado, sí. A pesar de la estructura, algo disuasoria tipográficamente, es un libro increíblemente innovador, punzante y perverso, aunque me joda reconocerlo. ¡Me niego a darte una nota!
ER: Es que se sale de la escala, ya te digo. Ponerle un número sería un insulto.
AO: Obviamente, sería genial saber tu opinión sobre mi novela, Ejército enemigo.
ER: “Obviamente”, qué raro suena eso en un chat. Parece que estoy hablando con una teleoperadora de Ono. Tu OBRA … A ver… Un libro valiente, fresco, con algunas ideas muy interesantes y con alguna parte, como el chat aleatorio, verdaderamente genial, pero como thriller chirría un poco si no te has estrellado por completo. La veo como un ensayo que has querido hacer novela a marchas forzadas. ¿Estás de acuerdo con esta frase: “El gran negocio de la solidaridad no sólo ha sido inútil, sino que además se ha convertido en la principal causa de hambruna e injusticia social”?
AO: No estoy de acuerdo, en realidad. Creo que para lo que ha servido la solidaridad es para ir con más tranquilidad a Nueva York en Navidades.
ER: ¿Crees que la clave de cualquier cambio está en que se produzca en la intimidad?
AO: O, al menos, fuera de la foto.
ER: ¿Cómo es posible que hayas escrito una novela con una temática similar a la de un murciano analfabeto?
AO: Jajaja. Me creía muy original, y al final soy de Murcia.
ER: ¿Estamos más conectados con la actualidad? ¿Hemos descubierto la nueva tendencia de hacer cisco a los progres y a los revolucionarios?
AO: Al menos no hablamos de nuestro ombligo y de la forma que tiene…
ER: Hemos publicado en Destino y Mondadori. Cuando el gran sistema premia al “rebelde”, ¿se acabó la rebeldía?
AO: No hay que olvidar los márgenes del libro, su condición de producto destinado al ocio. Publicar en Mondadori me parece estupendo.
ER: ¿Crees que hay un lugar para los que no somos ni de izquierdas ni de derechas? ¿Crees, como yo, que hay tanta censura e intolerancia en la izquierda como en la derecha?
AO: Nunca hay lugar para los que no aceptan el pack ideológico, ese conjunto de ideas idénticas que caracterizan nuestras formas de ver el mundo.
ER: ¿Crees que algún día en España se escribirán novelas verdaderamente “humanas” que no respondan a lo socialmente correcto?
AO: Depende de si empiezan a recibir premios. En tu libro hay, particularmente, una obsesión con el presente. Das nombres y datos que todos conocemos: Nocilla Dream, el decálogo de Verdú, tal o cual web, tal o cual canción. ¿Temes que la novela envejezca mal por este motivo? ¿Te importa?
ER: Para mí la literatura no es algo tan trascendente, ni algo destinado a perdurar por los siglos de los siglos.
AO: ¿Crees que los escritores deben opinar sobre el trabajo de otros escritores? ¿Es posible una opinión limpia entre “rivales” -misma edad, mismo año de publicación-…?
ER: Un escritor no debería ser crítico al mismo tiempo. Entre los escritores somos todos enemigos. Hay cero objetividad en nuestras opiniones sobre el resto, sobre todo con los escritores nacionales. Cualquier persona con dos dedos de frente debería desconfiar de todo lo que se diga en este ridículo chat.
AO: Yo soy de Segovia y tú de Murcia: creo que los escritores de provincias, en España, acabamos siendo los más modernos.¿Por qué los escritores de provincias no somos tan snobs y altaneros como los de Madrid o Barcelona?
ER: El urbanita de la gran capital siempre se cree superior al resto de la periferia y el provinciano tiene complejo de inferioridad, por eso tú y yo escribimos mejor que los demás, porque el complejo, como el hambre, agudiza el ingenio.
AO: Oye, que voy a bajar al Chino a por tabaco… Ya vuelvo.
ER: Tira a por tu tabaco.
ER: ¿Alberto? ¿Estás? Digo yo que con lo que hay vamos que nos matamos. ¿Albeeertitoooo?
AO: Ya.
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