Las exigencias de las figuras del toreo –o de quienes empiezan a creerse que son algo en este mundo– pasan desapercibidas para muchos aficionados que no tienen la oportunidad de conocer de cerca todo lo que acontece en la organización o en el apartado de un festejo. Salamanca no se queda al margen de este tipo de polémicas, ya que más de un empresario se ha arrepentido de contar para sus festejos con la presencia de un torero de la tierra que, a través de las personas que tiene a su alrededor, exige ganaderías y compańeros como si de una primera figura se tratara.

Algo similar ocurrió el pasado domingo en Estella, plaza navarra en la que el apoderado de Matías Tejela exigió por la mańana que se cambiaron dos cinqueńos previstos para la corrida de la tarde porque no le gustaban, aunque argumentó que tenían un problema en la vista. Esta situación se saldó con acusaciones entre apoderados, empresarios y ganadero y claro está, con la sustitución de esos dos astados por otros con mejor presencia . Es lamentable que estas injustas situaciones se repitan cada tarde y que el espectador sea el mayor perjudicado de unas exigencias que no se deberían atender.