A la Señoría que corresponda…
Pancartas contra escudos. Porras contra piedras. A un lado, el Congreso de los Diputados, tras un perímetro de seguridad y custodiado por cientos de antidisturbios. Al otro, una marea de gente llegada de distintas partes del país al grito de “No nos representan”. La escena se vivió el pasado 25 de septiembre, cuando la plataforma 25-S decidió convocar a miles de personas de toda España para rodear el Congreso. El objetivo de la protesta era hacer visible el malestar de todos los presentes, independientemente del signo político, frente a los recortes sociales. Sin embargo, la convocatoria pacífica acabó en disturbios, carreras, cargas, 64 heridos de distinta consideración y 34 detenidos.
Dentro del recinto, los diputados escucharon las quejas de los ciudadanos. Pero algunos tienen en eso más experiencia que otros. En el hemiciclo, frente a comisiones con más de medio centenar de miembros, como las de Economía, Cultura o Interior, solo ocho diputados se dedican a escuchar las peticiones directas de los ciudadanos. Ocho, entre más de 350 miembros, que tienen que analizar y dar salida a miles de peticiones: en la pasada legislatura se presentaron casi 6.000. Así, el órgano del Congreso encargado de escuchar al ciudadano es –con mucho– el que menos miembros tiene de todo el organigrama de la Cámara, con la mitad de componentes que la Subcomisión para la Racionalización de Horarios, por poner un ejemplo.
Según pasan los días, María está más cerca de perder su negocio; una pequeña residencia de ancianos que regenta desde hace años en un pueblo de Galicia. La crisis se cobra en España cada vez más cabezas, y, agobiada, la empresaria toma papel y lápiz. Respira y, en un último intento, se encamina directamente al Congreso de los Diputados; la cabeza visible del sistema. Su carta es un grito desesperado en busca de ayuda. Cualquier cosa antes que cerrar su negocio. Junto a su escrito, Diego reivindica a los diputados su derecho a una vivienda y a un trabajo digno. María R. A. fue la primera en pedir a sus señorías acciones concretas contra las acciones preferentes que lastran a miles de pequeños ahorradores. Y un matrimonio jerezano escribe para pedir, ante la falta de dinero, que Hacienda les perdone por completo el pago de impuestos.
Reportaje completo en la revista interviú y en la Edición Digital: http://pdf.interviu.es
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